¿Qué podemos hacer en casos como el ataque de un perro Pitbull a una niña con graves secuelas en su cuerpo? ¿O las frecuentes llamadas por agresividad, imposibilidad de sostenerlo, enfrentamiento con los vecinos, limitaciones físicas, secuelas por peleas? Sin espacio ni condiciones para albergarlos. Sin poderlos entregar en adopción por temor a situaciones de riesgo para sus futuros amos, con las opiniones encontradas de quienes nos reclaman su sobre vivencia opuestos a quienes nos demandan su sacrificio. Y en todo caso sometidos a reclamos injustificados que dificultan y limitan aún más nuestra acción.
El hacer de conocimiento público la cantidad de eutanasias se convierte en motivo de crítica y ataque contra la entidad. Como si no nos dolieran las muertes de esos animales. Como si no quisiéramos evitarles el sufrimiento. De todas maneras ¿no trabajamos todos los días en procura de una mejor suerte para todos ellos?
Sin embargo nadie se pone a pensar cómo podemos sostener esa entidad, cómo podemos mediar ante posiciones encontradas. Cómo podemos superar la avalancha de abandonos, reproducción incontrolada, enfermedad y accidentalidad.
Allí llegan. Allá llaman. Para que los recibamos. Para que los recojamos. De ahí en adelante el problema es nuestro. Tamaño problema. ¿En donde albergarlos? ¿Cómo alimentarlos? ¿A cuales eutanasiar? ¿Cómo conseguirles un hogar? ¿Qué argumentar a quienes piden su exterminio y qué decirles a quienes exigen su sobre vivencia?
Por Aníbal Vallejo R., Presidente Sociedad Protectora de Animales de Medellín-Colombia EL MUNDO.
El hacer de conocimiento público la cantidad de eutanasias se convierte en motivo de crítica y ataque contra la entidad. Como si no nos dolieran las muertes de esos animales. Como si no quisiéramos evitarles el sufrimiento. De todas maneras ¿no trabajamos todos los días en procura de una mejor suerte para todos ellos?
Sin embargo nadie se pone a pensar cómo podemos sostener esa entidad, cómo podemos mediar ante posiciones encontradas. Cómo podemos superar la avalancha de abandonos, reproducción incontrolada, enfermedad y accidentalidad.
Allí llegan. Allá llaman. Para que los recibamos. Para que los recojamos. De ahí en adelante el problema es nuestro. Tamaño problema. ¿En donde albergarlos? ¿Cómo alimentarlos? ¿A cuales eutanasiar? ¿Cómo conseguirles un hogar? ¿Qué argumentar a quienes piden su exterminio y qué decirles a quienes exigen su sobre vivencia?
Por Aníbal Vallejo R., Presidente Sociedad Protectora de Animales de Medellín-Colombia EL MUNDO.
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