El caso de abandono de
los animales domésticos, auténtico y silencioso escándalo ciudadano,
en que el capricho y la incomodidad colaboran por igual para comprar o adoptar
y después abandonar a estas pobres criaturas desvalidas y condenarlas a un
miserable fin.
Habito en un barrio muy alejado del centro de la ciudad.
Es frecuente que aparezca cualquier día un perro abandonado, sus amos lo han
echado por viejo, o por que si siendo cachorrito los divertía, al crecer lo
encuentran incómodo. Son animales que andan de un lado para otro desorientados,
la cola entre las patas, a los que se les asusta o apedrea, que nadie quiere.
Al principio trotan con una cierta ligereza, miran sorprendidos a los
viandantes, siguen a alguien un rato, olisquean los cubos de basura - cada día
más herméticos, más impracticables. Pero poco a poco, van perdiendo peso, se
les marcan las costillas, una oscura pesadumbre gravita en su mirada, miran a
la gente con desolada resignación... Hasta que al cabo de unas semanas,
desaparecen. ¿Habrán muerto en el bosque, en plena soledad, o se los habrá
llevado la perrera?
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