martes, 7 de agosto de 2012

37 SUFRIMIENTO DE LAS "MASCOTAS" ABANDONADAS


La vida de un perro se desarrolla de acuerdo con su experiencia cotidiana en su entorno habitual. Día tras día va aprendiendo la manera más acertada de responder ante hechos que se repiten una y otra vez en este medio ambiente que pronto hace suyo. Sus costumbres se convierten en leyes y existe ya una dependencia, una necesidad de convivir con ese medio que satisface sus exigencias corporales y de intercambio social de forma previsible y, por lo tanto tranquilizadora. De repente se encuentra en una calle o  carretera desconocida y ve como se aleja el único mundo que conoce. El perro entra en una fase de extrema excitación cuya función sería potenciar una respuesta que resolviera la situación. Pero en este caso,  ya se han cuidado sus dueños de que no encuentre solución. En poco tiempo pasa del galope al trote, y del trote al paso. Acaba sentándose y, finalmente, tumbándose en el suelo. Está sólo y nada de lo que ha aprendido ahora le sirve. Ante lo desconocido siente mucho miedo. Y todo lo conocido ha desaparecido para siempre.

Por Ken Sewell, etólogo especialista en comportamiento canino.

  

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